De cómo me convertí en Joakiro Nakamura

Un día tranquilo de cualquier teleoperador trascurre sin mas, ni
rápido ni lento, simplemente a la velocidad normal de los días. Pero
aquel día fue de todo menos tranquilo, llamemosle, inquietante, por
etiquetarlo de alguna manera.

Me encontraba en mi puesto de trabajo (algo pequeño, por cierto), en
aquel campo de concentracion de color naranja, rodeado de los de
siempre, cuando sin previo aviso, ruido o alarma que lo alertara
recibí un ataque de los tan temidos alemanes.

- Alemanes: J.J. ponte en feedback

Obediente de mi, rodeado de miradas intrigantes que me preguntaban que
habría liado esta vez para tener que levantarme y obedecer el ataque
de los alemanes acate la orden que venia directamente de ellos. Me
dirigí cauteloso y con algo de cara de borrego degollao hacia el lugar
en el que se me reclamaba, tomé asiento y me dispuse a recibir mi
merecido.

- Alemanes: Toca revisión semanal (saca su bloc subrayado en amarillo
del cole y lo empieza a revisar).
- Yo: Por supuesto, que otra cosa si no.
- Alemanes: Bueno vamos a ver, los casos están muy bien, tienes algo
más de 7 por hora.
- Yo: Aham.
- Alemanes: Pero sin embargo el aht (tiempo de cada caso) está un poco
alto, concretamente en 11 minutos y algo.

En este momento me empiezo a temer lo peor,cara a cara con el enemigo
siendo reprochado por el trabajo que debía mejorar, Dios sabe que
tipos de torturas me esperarían tras aquella falta.

De repente note los midis fluir a través de mi tal como me había
esenado el Maestro (si, si, ese pequeño y verde de las orejas
puntiagudas) y empece a sentir que querían comunicarme algo.
Presté atención, los numeros, acompañados del influjo de los midis
fluian a traves de mi haciendome ver todo mucho mas claro. De repente
lo entendí todo.

7 casos por hora.
11 minutos por caso.

No podía ser...

Repetí las cuentas.

No podía ser, pero sin embargo, así era, como mi padre siempre me
había dicho "las matemáticas son exactas"

Eso significaba que...

Perplejo intenté aclarar las ideas en mi mente y expresarlas.

Yo: pero no puede ser, los dos están relacionados, si uno es bueno el
otro también ha de serlo.
- Alemanes: *cara de perplejidad absoluta y extrema, estaban poniendo
en duda sus cuentas* Ya bueno, pues hay que mejorar.

Esta vez se me quedo a mi la cara de perplejidad. Me giré esperando mi
penitencia.

- Alemanes: Venga vuelve a tu sitio y la semana que viene quiero
mejores números ( para lo que debería llamar a Abril, pensé, pero no
me atreví a decir).
Me limité a asentir levantarme y volver a mi sitio donde me esperaban
mis compañeros de batallas. Me acercaba a mi puesto de trabajo y mi
cara seguía siendo de perplejidad absoluta y profunda. Llegue a mi
sitio, cogí la silla, me senté, en la silla, claro, no va ser en el
suelo, vaya un pijo. Y llegó el momento.

- Marco: ¿Que te ha dicho?
- Yo: Nada, que trabajo 77 minutos por hora :)